5 lecciones de vida que aprendí de la jardinería

La primavera está aquí, y eso significa la temporada de siembra para todos los pulgares verdes. Incluso si no está inclinado a la jardinería, las siguientes lecciones de vida tienen un significado tanto dentro como fuera del jardín.
1. Ten fe en algo más grande
Realidad: Cuando planta una semilla en la tierra, no sabe cómo crece ese brote, o si crecerá en absoluto.
Quitar: Cada brote es un milagro. Cada semilla es un potencial sin explotar, esperando cobrar vida. Hay un poco de fe en cada plantación, lo que hace que el acto sea mucho más significativo.
2. La paciencia es una virtud
Realidad: Esperar a que brote algo puede llevar tiempo y mucha paciencia. Algunas semillas tardan más que otras.
Quitar: A veces podemos hacer todo bien para darles a las semillas lo que necesitan, pero no nos corresponde a nosotros decidir cuándo están listas para mostrarse. La paciencia es clave aquí.
3. Presenciar algo desde el principio de su vida
Realidad: El riego, la alimentación, la fertilización y la poda diarios son solo algunas de las tareas necesarias para el mantenimiento de un jardín.
Quitar: Cuando esa semilla finalmente brota, nunca deja de dejarme sin aliento. Ver una planta crecer desde una semilla en tu mano hasta una plántula hasta una planta más grande que produce frutos o flores, y luego cultivarla a medida que continúa a través de su ciclo de vida es realmente espléndido.
4. El fracaso es un trampolín
Realidad: A veces, las semillas no toman y tienes que seguir intentando de nuevo para cultivar algo. O tal vez un animal puede venir y comerse sus plantas, requiriendo que comience de nuevo.
Quitar: La jardinería nos enseña que está bien fallar siempre que lo intentemos y lo intentemos de nuevo.
5. Agradecimiento por lo que la naturaleza nos brinda: belleza y comida
Realidad: La naturaleza nos proporciona constantemente la belleza de la tierra en forma de flores o plantas comestibles.
Quitar: Puede ser fácil dar por sentada la naturaleza cuando las plantas florecen a partir de semillas sin pensarlo dos veces. Pero cuando nos tomamos un momento para deleitarnos con los colores, respiramos profundamente y nos maravillamos de verdad con la bondad de la naturaleza, nos sentimos verdaderamente bendecidos.