5 estrategias básicas para controlar las rabietas de los niños pequeños

instagram viewer

A algunos niños les resulta difícil aceptar sus frustraciones y recurren a expresar su malestar en forma de una rabieta. Tome nota de cómo puede mantener la calma y mantenerlos bajo control con las siguientes pautas.

Desde el momento en que nacen, los niños comienzan a mostrar sus frustraciones, enojos o decepciones. Al principio lo harán llorando, pero a medida que crecen, algunos pueden hacerlo gritando, llorando o haciendo berrinches (esa es una palabra, ¿verdad jajaja?), Que se conoce más comúnmente como berrinche de niños pequeños.

Esto se debe a que a determinadas edades, las emociones y los sentimientos son un poco complicados de controlar. Hay niños que tienden a enojarse solo ocasionalmente y que son capaces de controlar sus sentimientos. Personalmente, no los he visto en mi familia, ¡pero estoy seguro de que existen!

Saber cómo manejar estas rabietas es un trabajo difícil tanto para los niños como para los padres, y está aquí que la paciencia de los padres tendrá un papel fundamental en conseguir que estas habilidades sean exitosas desarrollado.

Cómo enseñar a los niños a expresar sus emociones.
Es importante que sepamos más o menos cómo interpretar la causa de estos berrinches. Digo “más o menos” porque no es una ciencia exacta y muchas veces, como humanos, nos confunden con el mero hecho de que estos patrones de comportamiento no son fáciles de identificar.

En ocasiones, estas rabietas pueden ser el resultado de un retraso en el desarrollo del lenguaje, aunque sea mínimo, es decir, que nuestro hijo o hija aún no domina completamente un idioma, por lo que no sabe cómo expresarlo completamente ellos mismos. También hay un patrón de causa-efecto y / o repetición con rabietas. Por ejemplo, si en algún momento después de una rabieta un niño fue premiado, aprende a repetirlo porque sabe que a través de estas rabietas logrará salirse con la suya. Alternativamente, las rabietas pueden ser simplemente el resultado de la fatiga. Un niño cansado es un niño inquieto. Demonios, ¡un adulto cansado tampoco es bueno!

Considere cinco claves básicas para poder controlar las rabietas de nuestros pequeños.

1. Establezca límites y límites claros. La objetividad es fundamental para la aplicación de estos límites, por lo que debes marcarlos de forma concreta con órdenes claras y específicas.

Otra forma de limitar a nuestros hijos y al mismo tiempo otorgarles el poder de decisión para que se sientan algo en control y que sus voces han sido es para darles la oportunidad de elegir entre dos opciones. Por ejemplo: "Tienes que llevar abrigo, ¿prefieres el marrón o el rojo?" Y por supuesto, la firmeza, que puede ser demostrado a través de un tono de voz seguro con un gesto facial serio para hacerles entender que este no es el momento bromear.

2. Es muy importante ganarnos la confianza de nuestros hijos y esto solo es posible a través de la verdad. Decirles la verdad creará un vínculo que fortalecerá los lazos entre padres e hijos con el tiempo.

3. Es fundamental prestar la menor atención posible al niño cuando se enfurece, incluso ignorándolo. En este momento, nuestro hijo exige nuestra atención y aquí nuestro El papel será desviarlo y la forma más eficaz de hacerlo es ignorarlos para que comprendan que esta no es la actitud y el método correctos para hacer las cosas.

4. Cuando la rabieta dura demasiado o el niño comienza a exhibir comportamientos demasiado agresivos, podemos aislarlo en un lugar donde se sienta seguro, como su habitación, para que pueda calmarse y, después de unos minutos, podamos intentar hablar con él nuevamente para comprender completamente los motivos detrás de su frustración. Una vez más, no responder, recompensar o aceptar las peroratas de un niño reforzará el hecho de que este comportamiento no está bien.

5. La última recomendación, sería no castigar al niño por cada berrinche, porque como comentamos anteriormente, a veces son el resultado de la incapacidad de un niño para expresarse correctamente y son una parte natural del crecimiento hasta.

Mira, es normal que los niños (y los padres) sufran rabietas cuando los niños son pequeños. Es parte del proceso de maduración y desarrollo de su autocontrol. La clave es saber responder y por supuesto... paciencia... ¡mucha, mucha paciencia!